Después de un lavado de coches caliente, me encontré en el parking con un curioso asistente, con los ojos deambulando hacia mi abultada ropa interior.No pudo resistir las ganas de acariciar mi masivo y palpitante miembro a través de mi pantalón, con sus manos gorditas luchando por envolverme alrededor de mi enorme longitud.Esta abuela rellenita y curvilínea era un espectáculo para contemplar, con su amplio culo pidiendo un palmazo firme.Podía sentir su gruesa polla abultando contra mi espalda mientras continuaba pajeándose, con sus gemidos de placer resonando en el vacío parking.Su gordo y gordito cuerpo retorciéndose en éxtasis al llegar al clímax, cubriendo mi ropa interior con su caliente y pegajosa carga.Un encuentro satisfactorio, dejándome con una recién descubierta apreciación por los inesperados placeres que pueden surgir en las situaciones más improbables.