Estaba de camino a casa del trabajo, esperando el autobús en la parada habitual.El sol se estaba acomodando, echando un cálido resplandor sobre el estacionamiento desierto.Mi cuerpo zumbaba de deseo reprimido, y no pude resistir las ganas de tocarme.Era un movimiento arriesgado, pero la emoción de ser visto solo lo hizo más tentador.Desabroché el cierre de mi pantalón, encontrando mi mano mi miembro palpitante.Comencé a acariciarme, mi respiración se aceleró cuando imaginaba los ojos de los transeúntes en mí.La sensación era abrumadora, mis movimientos se volvieron más frenéticos cuando me acerqué al borde.Me vine justo allí, mi cuerpo se estremecía con la intensidad de mi orgasmo.Fue un acto imprudente, pero uno que me dejó sintiéndome increíblemente excitada.La realidad de la situación solo lo volvió más excitante, agregando una capa de peligro a mi masturbación pública.