Un encuentro reciente con una paja con los pies me hizo reavivar mi amor por mi propio cuerpo.Mientras me preparaba para salir, mi pareja lamía juguetonamente mis pies, encendiendo una chispa dentro de mí.La sensación era embriagante, y me encontraba correspondiendo, explorando cada centímetro de su cuerpo con mi lengua.Su verga dolía de atención, y yo ansiosamente complacía, tomándolo profundamente en mi garganta.La sensación de ser dominada por su tamaño solo alimentó mi deseo, y continué complaciéndolo con una pasión insaciable.La vista de su miembro palpitante y el sabor de su esencia en mi lengua fue una revelación, un recién descubierto aprecio por mi propio organismo y sus capacidades.Cuando me recosté, gasté y satisfecha, no pude evitar pensar en cómo me había cambiado este encuentro.Me había abierto los ojos a un nuevo nivel de placer, uno que nunca antes había experimentado.El recuerdo de esa paja conlos se demoró, un sabor tentador que me dejó deseando más.