Después de un día en el trabajo, me dirigí directamente a mi morada para relajarme con una sesión de auto-placer.Cuando estaba a punto de llegar al clímax, escuché la voz de mis vecinos a través del teléfono, capturando mi momento íntimo.En un ataque de excitación, decidí continuar mi actuación, sabiendo que estaba grabando.Me di el gusto de darme placer, acariciando mi herramienta masiva, cuando de repente, sentí las ganas de liberarme.Apresuradamente bajé mis boxers y solté, salpicando mi semilla por toda mi lencería.La idea de ser observado hizo que la experiencia fuera aún más intensa.Este es el tipo de diversión traviesa que nos involucramos en nuestra favela, donde los límites se difuminan y los deseos se exploran.