Después de una semana y media de abstenerse de su acostumbrado autoplacer, nuestro protagonista estaba a punto de perder la cabeza.Su deseo había crecido a un máximo histórico, y todo lo que anhelaba era el toque de su propia mano.Con una respiración agitada, comenzó a acariciarse, su mano moviéndose arriba y abajo a lo largo de su miembro palpitante.La sensación era intensa, más de lo que jamás había experimentado antes.Cada golpe lo acercaba al borde, y podía sentir su clímax acumulándose dentro de él.Su mano se movía más rápido, su respiración se desataba cuando se acercaba al pico.Con un golpe final y poderoso, liberó su deseo rendido, su semen salió disparado en un poderoso clímax.El alivio era abrumador, y se quedó jadeando y empapado en su propio calor.Era la liberación más satisfactoria que había experimentado, y el recuerdo de la misma se quedaría con él durante días para venirse.