A raíz de un encuentro caliente, me encontré lidiando con un antojo insaciable de la hombría de mi hermanastro.La intensidad de nuestros deseos prohibidos habían escalado a niveles sin precedentes.A medida que nos embarcamos en nuestro tercer encuentro, las apuestas eran más altas que nunca.Sabía que tenía que andar con cuidado para evitar el descubrimiento y mantener nuestro delicado equilibrio de secreto.Mi corazón follaba mientras me arrodillaba ante él, desabrochando su pantalón, mis ojos se encerraban en el, transmitiendo una mezcla de miedo y lujuria.Lo lleve a mi boca, saboreando cada centímetro, mis labios se deslizaban a lo largo de su eje, mi lengua provocaba la punta.Sus gemidos avivaban mi hambre, llevándome a empujar mis límites, para tomarlo más profundo.Mientras me desnudaba, me posicionó en la cama, agachada, lista para el intenso placer que debía seguir.El ritmo de nuestro amor se intensificaba, cada embestida enviaba olas de éxtasis atravestruyéndonos.El clímax fue explosivo, dejándonos a ambos y al año por más sin aliento.